40 años de Lisístrata

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sábado, 4 de febrero de 2023

Ana Mastral

 

Cuando ya llevaba varios años participando en Lisístrata, creo que desde el año 89, alrededor del curso 92-93 redacté la siguiente invitación a las estudiantes de Zaragoza para que participasen en el colectivo universitario Lisístrata:

 

«“Mujer y Sur”, “Mujer y cárcel”, “Sexismo en la Universidad”, “Mujer y trabajo”, “Las relaciones personales y la sexualidad”… Todo esto y mucho más es Lisístrata.

Nos reunimos una vez a la semana y desde hace ya 10 años muchas mujeres llevamos trabajando desde la Universidad a favor de otras muchas mujeres. Aprendemos, peleamos y nos divertimos, buscando, como siempre han hecho nuestras abuelas, vías distintas de aprendizaje y conocimiento. Buscando respuestas, distintas a las que nos dan, a las preguntas de siempre.

Lisístrata va a clase y vive aquí, en Zaragoza; se pasea por el campus y va de bares, pero también tiene un bosque encantado y salió de un libro. Lisístrata nació de la necesidad de varias mujeres universitarias de exponer públicamente sus críticas, estudiar y leer y aprender en otros libros que no estaban en los programas oficiales, y sentirse a gusto consigo mismas en la pelea que mantenían.

Hoy Lisístrata sigue manteniendo las mismas expectativas. Lisístrata es una puerta abierta en la Universidad a otros mundos/a otras ideas. Aprendemos a conocer nuestro cuerpo, a disfrutar con él y a no temer las ideas que nos vienen a la cabeza.

Lisístrata nos pertenece y en ella ha ido quedando un regalo muy personal de cada una de las mujeres que han pasado por aquí. Todos los sueños y los pensamientos más rebeldes quedan allí guardados y ese es nuestro tesoro.

Y todavía queremos hacer muchas cosas más, por eso Lisístrata grita siempre:

NO TE AGOBIES

NO TE AGUANTES

ÚNETE CUANTO ANTES

 




Lisístrata»

 

Especial sobre feminismo en Heraldo de Aragón, 8 de marzo de 1992

El texto anterior muestra el compromiso con los principios fundamentales del colectivo: aprender debatiendo y denunciar luchando. Todas éramos Lisístrata y esa era nuestra firma, escrita con diferente letra cada vez.

Temas como el aborto, la sexualidad, la pornografía, el lesbianismo, mujeres en cárceles, mujeres de otro hemisferio nos interesaban, y absorbíamos textos y charlas con un interés de entender, de poder aportar ideas y lucha al movimiento feminista al que nos sentíamos orgullosas de pertenecer. Y nos movíamos entre las ganas de reflexionar y la acción directa en la calle con humor, con originalidad, creando espacios diversos para que todas nos sintiéramos cómodas. Pan casero y dibujos, estudios sobre lesbianismo, propuesta y organización de jornadas, colaboración con las organizaciones feministas de la ciudad y alguna charla, algún 8 de marzo, alguna fiesta inolvidable. 


Las Lisístratas brillábamos. Resplandecíamos no solo en las manis o en cualquier acto en la calle, brillábamos también en nuestras reuniones internas. Lisístrata nos formó como pensadoras, organizadoras, luchadoras. Hoy sigo agradeciendo ese aprendizaje que me ha hecho más sabia y más consciente. Y me regaló amigas que siguen siendo imprescindibles.

 







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